Suzuki Swift
Las ventajas
- Buenas dinámicas en el motor en todas las
- Es un coche divertido de conducir
- Mucho espacio para los pasajeros de los asientos traseros
Las desventajas
- Una falta de torque hace que se ahogue en cuestas
- No tiene suficiente espacio en el maletero
- La cabina se siente un poco barata
Descripción
El primer modelo de Suzuki Swift vio la luz en 1983 y como le correspondía a esa época, era poco más que una caja con ruedas. Sólo en 2004, con la llegada de la segunda generación, empezó el Swift a ser un coche moderno. Su estilo fluido y su ingeniería actualizada le hicieron alcanzar unas ventas mejores de los que se esperaba en Europa, potenciadas en parte por una estupenda campaña publicitaria. La generación más reciente es una versión evolucionada y lleva en las carreteras desde 2010. Pero, ¿ha mejorado ostensiblemente desde la segunda generación?
Suzuki Swift Tercera generación (2010 - 2013):
Suzuki admite que su público objetivo con el Swift más reciente eran jóvenes compradores. Parece que le funciona, ya que el 1.2 litros es el modelo que mejor vende de toda la gama. El coche también está disponible como 1.4 gasolina y 1.3 diésel. Los motores gasolina son más divertidos para aquellos a los que les gusta jugar con las revoluciones, pero la acción continua que se necesita para alcanzar velocidad puede cansar un poco después de un tiempo. El rendimiento del diésel cuenta con un poco más de torque, lo que ayuda cuesta arriba, pero el consumo de combustible no es una mejora suficiente para hacerlo destacar. Suzuki lo ha pensado bien al publicitar el 1.2 litros entre los compradores más jóvenes, es el único nicho probablemente en el que el Swift puede tener éxito. Es barato, es divertido y alcanza suficiente velocidad para darle emoción a la cosa.
La diversión se extiende a la conducción también. El agarre es bueno, la estabilidad que se necesita para inspirar confianza está ahí también, aunque hay algún problemilla con cómo se siente el volante. Hay demasiada desconexión entre el volante y la carretear, lo que socava ese toque go-kart que buscan todos los coches pequeños desde el Mk1 Golf de Volkswagen. Eso sí, estas preocupaciones son sólo para el conductor, porque el viaje para el pasajero es bueno. La suspensión sabe manejar las irregularidades y asegura una experiencia cómoda a bordo.
Los pasajeros de atrás también están bien cuidados, con unos asientos traseros bastante amplios. Para ser un coche pequeño no dejar de impresionar el espacioso interior. Desgraciadamente la buena ergonomía se ve dañada por la mala calidad del acabado. No encontrarás la solidez de un Volkswagen Polo, y una falta de opciones deja pocos extras con los que jugar.
Conclusión
En general el Suzuki Swift es un supermini “que quiere pero no llega”. Un chasis prometedor y motores apadrinados por Volkswagen deberían ser la receta del éxito, pero le ha fallado un interior barato y un volante poco conectado a la carretera. En el mercado de los supermini, que es muy competitivo, medio éxito no basta, y el Ford Fiesta, VW Polo y Mini Cooper dejan en mal lugar al Swift.